Alpha. Sometime later.
Tuxedomoon. In the manner of speaking.
Franco Battiato. La estación de los amores & El animal.
Leo Ferré. Avec le temps.
Facto delafé y las flores azules. Enero en la playa & Mar el poder del mar.
Nick Drake. Place to be & One of these first things.
Tom Waits. Downtown train.
Jacques Brel. Ne me quitte pas.
(Copio traducción de Realice de Avec le temps en en http://ciberanika.mundoforo.com/avec-le-temps-de-leo-ferre-vt1928.html)
CON EL TIEMPO
Con el tiempo
con el tiempo todo desaparece
se olvida el rostro y se olvida la voz.
El corazón, cuando sigue latiendo,
no es por la pena de ir a buscar más lejos,
hay que dejarle hacer y está muy bien.
Con el tiempo con el tiempo todo desaparece
el otro a quien adorábamos, a quien buscábamos bajo la lluvia
el otro a quien adivinábamos
en el desvío de una mirada
entre las palabras, entre líneas
y bajo la máscara de una promesa maquillada que agoniza
Con el tiempo todo se desvanece.
Con el tiempo
con el tiempo todo desaparece
incluso los recuerdos más bonitos,
tú pones buena cara a la galería,
yo rebusco en los destellos de la muerte
el atardecer del sábado,
cuando la ternura muere a solas.
Con el tiempo
con el tiempo todo desaparece
el otro a quien creíamos por cualquier cosa,
por nada,
el otro a quien dábamos el viento y las joyas,
por quien habríamos vendido el alma por cuatro perras,
ante quien nos arrastrábamos como se arrastran los perros,
con el tiempo, todo está bien.
Con el tiempo
con el tiempo todo desaparece
se olvidan las pasiones
y se olvidan las voces que nos decían bajito esas tonterías:
no vuelvas tarde, sobre todo no cojas frío.
Con el tiempo
con el tiempo todo desaparece
y nos sentimos encanecidos como un caballo rendido
y nos sentimos helados en un lecho de azar
y nos sentimos más solos, quizá,
pero liberados
y nos sentimos estafados por los años perdidos
entonces, verdaderamente,
con el tiempo se deja de amar.
12 comentarios:
Yo voto por una de Kevin Johansen que dice sibilinamente "When you let yourself go, where do you go?".
Hay que ver lo prolífico que eres, M. No da una avío.
Besos,
L.
Con el tiempo no se deja de amar; con el tiempo aprendemos a querernos independientemente de lo que hagan los demás y de que nos quieran. Mucho mejor, hombre, dónde va a parar.
Ay, chicas, que bien verles por acá, por el garaaage (léase garaach, con voz portorriqueña del que doblaba al jefe de superagente 86). Todo un honor.
A vos, Lupe, que ya sé de sus devaneos de portada y que me alegro que esté ahora más a su gusto. Y le dices al de la editorial que me mande uno a ver si puedo hacerte una reseña para el Mercurio. Y sí, la canción es Heat of the moment. Me gusta más del Kevin Desde que te perdí pero eso de a dónde te vas cuando te dejas ir es muy místico también y autocojonante, también. Y, señorita Lupe, esto es mijmamente terapia ocupacional y preautismo delante del pecé. Pero ¡mira quién dejó dicho de la prolijidad! ¡Bárbara la mina, que se lee un libro de 500 páginas en dos horas, lo subraya, lo resume y lo comprende! Lo que les pasa a ustedes doñas, y va también por usted Ginebrita mía, es que le ven a uno melancólico y doliente con su moquillo y na más que quieren hacer bromas. Que no se puede toser y tragar al mismo tiempo. Que no se puede ser Bart Simpson y el niño del sexto sentido a la vez, vaya... Que en este post se viene a echar moquillo.
Y con respecto a su post, señorita Ginebra, las reclamaciones a Leo Ferré (por cierto, estuve hablando el otro día con su adorado Amancio Prada que sabrá que ha sacado un disco de versiones al castellano hechas por él de Leo Ferré y estoy intentando traérmelo para acá). Ahora, creo que se están refieriendo a cosas parecidas ambos (Ferré y vos).
Por cierto, les presento, si no se conocen de avatar, Lupe, aquí Ginebra. Ginebra, aquí Lupe. Pérfidas, inteligentes, nasías para Mensa y divertidas. Ambas escriben espléndidamente de cintura parriba y acabarán del blog al mundo del talado de bosques. De hecho la señorita Lupe tiene previsto provocar un terremoto editorial con Vida tinta en pocas semanas. (Los pellejos, queridas, si se los van a sacar, se van a otro blog; el potadero de Bleturge, mismamente).
PD: Que me hace ilusión que me dejéis posts, joé. Besos a ca una (estamos en crisis y hay que ahorrar).
Pues encantada, señorita Ginebra, y aprovecho para decir que traté de dejarle un comentario (pequeño e inofensivo) en su blog, que me gusta mucho, pero el sistema me lo escupió, vamos, que no me dejó...
Ánimo, M., y gracias por las flores, besos,
L.
Ah, pues me hace mucha ilusión, miss Lupe; yo llevo ya tiempo leyendo su blog, recomendándolo, y dejando comentarios en algunos posts (de vez en cuando me gusta disfrazarme; por cierto, cuando quiera le paso la dirección del tetrix geográfico ;-)
Otra cosa, querido: que no era broma. Ya sabes que yo eso de soltar el moquillo como que no, y con los años cada vez menos, pero sabes que sé que tú sí y que me parece estupendo (no me tiene que parecer nada pero puestos a que me parezca algo, pues eso).
Muchas gracias a ustedes dos y al universo en general por revelarme misterios. A mí los misterios me ponen mala. La curiosidad se me come por dentro, por fuera y por los espacios intermedios. Y ahora que ya sé quién es McGuarie (me había hecho un perfil, como los técnicos del FBI en Quantico, Virginia, pero claro, mi margen de error era masivo), se me encienden las luces y estoy muy contenta. Gracias también por el Tetris Geográfico. Es lo último que me falta para no escribir más nada más nunca. Eso y la segunda temporada de Dexter, que la empecé ayer y me tiene loca.
Besos y alabanzas,
L.
¡Qué bonito! Si parece que habéis salido de la película de Truman Capote -cualquiera de las dos, de las dos películas quiero decir-. A este paso, esto va a parecer una peli de los ochenta tipo Corazonada o Choose me.
¿Qué pasa? Sí, yo estuve allí, yo lo viví... No como Soraya. And, Ginny... thanks, so much.
ay no, no ahora que empiezo a enamorarme no quiero leer estas cosas, androide...
Besos
A
Hola, Miss gata. Pues ya que empieza a enamorarse, pruebe primero con las de Factodelafé, que son de amor en ebullición. Y las otras las guarda en el neceser de cuando las cosas se acaban, duelen o se tuercen. Además, eso no le pilla a usted de nuevas. Y nunca se sabe. Sabemos que acaba, lo que no sabemos es cuándo ni cómo. Ahora disfrute usted de sus norepinefrinas, oxitocinas, dopaminas y serotoninas, babee y sueñe, construya, que ya habrá tiempo para el otoño. Ya sabes la de Drexler, Sanar. Te corto y pego (la receto de cuando en cuando): "(...) Y nadie sabe por qué un día el amor nace
Ni sabe nadie por qué muere el amor un día
Es que nadie nace sabiendo, nace sabiendo
Que morir, también es ley de vida.
Así como cuando enfríe
Van a volver a pasar
Los pájaros, en bandadas,
Tu corazón va a sanar
Va a sanar
Va a sanar
Y volverás a esperanzarte
Y luego a desesperar
Y cuando menos lo esperes
Tu corazón va a sanar
Va a sanar
Va a sanar
Y va a volver a quebrarse
Mientras le toque pulsar.
(Y felicidades por el enamoramiento).
Ay, el amor!
Ay, las pérdidas!!
Para encontrarle en una tediosa mañana de domingo, es una más que grata sorpresa, y además me encuentro a mis amigas aquí ricamente departiendo.
Me presento, soy yo. Un árbol. La señora AnA y la señora Ginebra son conocidas y cómplices. En cuanto sepa cómo ir a ver a lupe, haré lo propio.
Y a usted, suerte, felicidades por la pluma y aceite para los engranajes :)
Señorita árbol, el honrado soy yo. A la lupe, si aún no la ha favoritizado la sigue en su blog de tinta de lagarta y tendrá recompensa segura (anda por ahí, en mi lista de afines queridos y decsubiertos, lugar a donde le he llevado, cómo no, cuánto menos). Recuerdo ahora que en alguna ocasión, de cuando maullaba alguan vez por el blog de AnA gateando le entré a usted en su bosque del que volví a salir con la sensación de haberme arrimado a algo que cobijaba. Hermoso es su blog. Yo aquí, aún dando rienda suelta y dejando que la entropía ordene o desate del todo a demonios y ángeles. Al cabo, los androides de carne sintética, los sintozoides, somos asín: fieramente metahumanos.
A sus raíces de usted, con el amor encendido.
El androide
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