sábado, 3 de mayo de 2008

Hace 45 años...


...nací en París. Madre, Carmen; padre, Héctor. Emigrantes, venían de Málaga. Pesé muy poquito: dos kilos escasitos. Desde Málaga, mis padres marcharon a París huyendo de la falta de oportunidades laborales y del hecho de que mi abuelo, padre de mi madre, acomodado comerciante que tenía mucha mano no quisiera darle ninguna oportunidad de trabajar a mi padre.
-Héctor, vámonos a París. Allí están Andrés y Amor. Tú sabes hablar francés. Me he enterado. Puedes trabajar en la Citröen.
Mi madre era la que llevaba las riendas aunque siempre intentó disimularlo para que mi padre no se sintiese acomplejado. En la Citröen mi padre perdió dos falanges de un dedo. Era un as en el arte de esconder su dedo mutilado y hacer trucos con él. En la buhardilla de la Rue Frecynet donde yo nací, mi madre me confesó, poco antes de morir, que había vivido la época más feliz de su vida. El nacimiento del bebé que fui conmovió a mi abuelo y a los once meses de yo nacer se trajo a la familia entera de nuevo a Málaga. Hay fotos del éxodo, con anotaciones de mi abuelo en el dorso. Comiendo cordero en Sepúlveda. Paseando por Montparnasse. Junto al 4L que tenía mi abuelo, sentado en un chal y vestido de cocoliso en medio del campo mirando al horizonte. Mi tío Pepe, mi abuelo y mi padre. Cosas así...
No volví a París hasta hace siete años. Mi madre estaba enferma de cáncer y pensé que sería buena cosa compartir con ella aquella visita, grabarle imágenes de la ciudad donde fue absolutamente feliz. Como en aquella película de Win Wenders, Until the end of the world, donde William Hurt graba imágenes del mundo a su madre ciega -Jeanne Moreau- con un extraño artilugio que permite a los ciegos ver a través de la mirada de otro si éste es capaz de mirar con amor.
En esta foto tengo diecinueve días. No, no tengo tan buena memoria. No recuerdo nada de aquel París, salvo las fotografías y las historias que me contaban desde mi infancia. Detrás de la fotografía mi madre apuntó el día en el que la hicieron. Era mi bautizo. Día 22 de mayo de 1963. El próximo 22 de mayo hará medio año que me enamoré de Miranda...
Miranda acaba de sorprenderme con una tarta de manzana cubierta de velas y de insectos de plástico. Casi se quema la tarta. No hay quien se la coma. Yo quería soplar las velas, contestar al teléfono y terminar esta historia al mismo tiempo. No hemos parado de reír.

jueves, 1 de mayo de 2008

Camino a Eleusis


El día del cumpleaños de Miranda murió albert Hoffmann, a los 102 años de edad. A Hoffmann le debemos la síntesis de una sustancia que vino a llamarse popularmente LSD (estrictamente, dietilamida del ácido lisérgico) de manera accidental mientras trabajaba en los laboratorios Sandoz de Suiza entre los años 30 y 40. Él, en realidad, lo que quería era extraer el principio activo del cornezuelo de centeno, un hongo que aparece en ciertos cereales y del que se sabe que podría constituir la base del bebedizo iniciático llamado kikeón, que se utilizaba en los misterios de Eleusis en la antigua Grecia, ritos iniciáticos en torno a la muerte. Hoffmann describió las consecuencias de las reacciones químicas de su organismo al entrar en contacto accidental con la sustancia. Tras mancharse los dedos con ella, emprendió el camino a casa como cada día en una bicicleta. Durante el camino, empezó a sentir los efectos alucinógenos -hoy ya muy conocidos-del LSD, el tripi de los sesenta y setenta, el ácido, la droga que más ha contribuido a cambiar la conciencia del mundo occidental en los últimos cincuenta años. Desde ese viaje en bicicleta, científicos e intelectuales, pensadores y escritores, artistas de todo pelaje y, finalmente, gente de a pie comenzaron a hablar de las propiedades de esta droga para abrir lo que Aldous Huxley llamó Las puertas de la percepción.

Como recuerdo y homenaje a este investigador reproduzo dos fragmentos de una entrevista que Fernando Sánchez Dragó, Antonio Escohotado, Fernando Savater y Lusi Racionero le hicieron a Hoffmann en TV2 en el añorado programa La Noche. La entrevista entera está transcrita en http://www.imaginaria.org/entr_hof.htm. En este frgamento habla de sus investigaciones con el etnobotánico Gordon Wasson (léanse si pueden el libro El camino a Eleusis, publicado en el Fondo de cultura Económica) sobre las similitudes de las propiedades alucinógenas y enteogénicas (de enteos, griego, algo así como dios dentro de uno) del cornezuelo de centeno y el LSD. Sobre todo, del sentido que tienen las drogas inicáticas, que no son de recreo, amigos. Felicidades, Albert.



Dr. Albert Hofmann: (habla pausada y fluidamente) Me alegra mucho tener ocasión de poder hablar sobre LSD sirviéndome de Eleusis.

A lo largo de milenios, Eleusis ha sido el centro espiritual más importante de la antigüedad Griega. Los misterios de Eleusis tienen su origen en la diosa del grano, la diosa Démeter; ella originó estos misterios como agradecimiento por haber vuelto a encontrar a su hija Perséfone. Perséfone había sido secuestrada por Hades, el dios del Tártaro, y como muestra de agradecimiento la diosa del grano regaló a la humanidad los cereales, así como los Misterios de Eleusis.

En estos misterios se enseñaron una serie de reflexiones sobre la vida y la muerte del hombre; se sirvieron como ejemplo del mismo grano del centeno; el grano del centeno es plantado en la tierra y muere allí para dar pie a nueva vida. Forman parte de estos misterios toda una serie de personajes conocidos en la antigüedad: Píndaro, Cicerón, Platón, todos estos personajes fueron allí en peregrinaje y les estaba prohibido decir lo que allí habían visto, era un secreto; pero lo que sí les estaba permitido era contar cual era la importancia que para ellos tenían los Misterios de Eleusis; y de forma unánime todos manifestaron que allí les había sido permitido comprender los mismos orígenes de nuestra vida, y también habían logrado vislumbrar el final de la vida: habían empezado a comprender de dónde venían y adonde iban.

Se sabía que los adeptos que peregrinaban a Eleusis después de largos preparativos, al final de su viaje recibían una bebida sagrada; esta bebida es la que les proporcionaba la iluminación, y de siempre había sido un problema para los investigadores y para la ciencia el averiguar los ingredientes de esta bebida sagrada capaz de iluminar la mente humana. Se formularon las más diversas hipótesis y teorías, y yo, conjuntamente con unos amigos -con el señor Wasson y el señor Ruck- he formulado la hipótesis que tenía que haber una combinación del tipo de LSD que estaba contenida en esta bebida sagrada. Llegamos a esta conclusión por la razón siguiente: cerca de Eleusis, y en realidad en todo el ámbito del mediterráneo, crece entre la hierba salvaje un cornezuelo de centeno muy especial, y en este cornezuelo de centeno nosotros descubrimos sustancias -combinaciones muy cercanas a la LSD. En realidad sólo están caracterizadas por una variante química mínima, muy poco importante, y por consiguiente me parece probable que los sacerdotes de Eleusis fuesen recogiendo este cornezuelo de centeno; lo tenían muy cerca, no tenían mas que triturarlo, y es muy probable que sea ésta la sustancia que se mezclaba en la bebida sagrada para convertirla en una bebida completamente psicodélica. (del griego psico/psique, alma-mente-espíritu y delos, visible patente, por lo tanto, reveladora del alma, relativo a la manifestación de elementos psíquicos que en condiciones normales están ocultos.)

Por otra parte hemos dicho que la diosa Démeter era la diosa del grano, y esta es una razón de más por la que el principio activo de Eleusis posiblemente creciera del grano. Hasta ahora por parte del mundo de la ciencia todavía no ha habido ninguna voz de oposición en contra de esta teoría. Parece ser por consiguiente que esta hipótesis es más que probable.


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Antonio Escohotado: Bueno, yo leí el libro este "Mein Sorgenkind" que aquí se ha traducido como "testimonio de su descubridor", pero que se debía traducir como "mi problemática criatura", "LSD. Mi problemática criatura", y bueno él era un hombre mitológico para todos nosotros desde los años 60 o así, pero al leer el libro saqué... saqué en clara conclusión, que además de ser un químico, era un humanista, era un poeta, era un visionario. Entonces le escribí. Tuvo la cortesía de contestarme; a mí me tocaron unos contratos de traducción por Viena y a la vuelta de un contrato conseguí una pequeña reunión en Basel (Basilea), y a partir de allí hemos seguido viéndonos, de esto hará unos seis años aproximadamente; y bueno, a los tres años o así tuve el honor de,... vamos, el honor de hacer el viaje para llegar a su casa, porque su casa es el primer viaje de reconocimiento de Alberto, se pasa por muchos sitios, por cañadas profundas, por pastos maravillosos y lustrosas vacas, se ven esas casas todas de madera de Suiza; y él arriba, tiene una casa pues... como de Frank Lloyd Wright pero en un escenario... de la Suiza de Guillermo Tell. Tiene una piscina dentro, pequeña piscina donde él se baña, es una delicia permanecer allí; y, bueno ya que me toca el primero en el turno de preguntas, me gustaría recordar una parte, un capítulo del último libro del Doctor Hofmann, de muy difícil traducción al castellano, y estamos luchando a ver que traducción le ponemos al título, donde él dice que estos Estados Alterados de Conciencia, o Estados de Conciencia Alterada, como se quiera decir, pueden ser útiles no sólo en el sentido habitual de hacer frente como la psiquiatría... a traumas, sino de una forma digamos cotidiana; no podemos ir –dice el doctor Hofmann– por la vida haciendo nuestros negocios habituales en este extraordinario estado de ánimo, sin embargo, a veces, entrar en ese estado extraordinario de ánimo puede ayudarnos a mirar con más ecuanimidad, con más serenidad, hasta lo más cotidiano, hasta la vida puramente práctica... cuáles son nuestros verdaderos intereses concretos. Al leer esto yo pensé que tenía de haber un poquito más, un poco más de que.. no debemos ir por la vida en este extraordinario estado de ánimo, y sin embargo no podemos ir por la vida sin que alguna vez, tengamos este extraordinario estado de ánimo... ¿me comprende?


Dr.Hofmann: Sí, naturalmente. Bueno yo creo que... lo que se percibe bajo la influencia de la LSD es lo que en otros términos, sobre todo en terminología religiosa, se ha calificado como iluminación. Se trata de una vivencia del mundo y también del propio yo, que difiere de la conciencia cotidiana en el sentido de que la barrera desaparece, poco más o menos, este pensamiento dualista con el que funcionamos de forma habitual es superado, y por así decir uno de adentra en la propia naturaleza, en la propia creación; se tiene la sensación de comprenderse a uno mismo mucho mejor si experimenta la creación no por más tiempo solamente con la razón, sino con la emoción, con el corazón. Y esto es lo característico de la visión, de los visionarios -es lo que ellos describen; quizás no sea exactamente lo mismo, pero es una sensación muy parecida con un significado igualmente parecido.


Fernando S.D.: Fernando Savater, tu turno.


Fernando Savater: Bueno, en primer lugar, yo quisiera también, aunque sea un poco, unirse al coro de las justificadas alabanzas que estamos oyendo decir que e... para mí también es muy importante encontrarme aquí con el Dr. Hofmann, e... al que considero digamos un creador en el sentido de impulsor espiritual, de persona capaz de desarrollar energía espiritual, con el mismo título con que consideramos a los grandes poetas, a un Rimbaud, a un Hölderlin, que han hecho esa misma función, esa misma función de expandir la conciencia humana e... En una ocasión... hay una anécdota que no sé si alguna vez la habré contado a los oyentes aquí mismo: Stendhal paseaba con un amigo e... por Roma, pasó por San Pedro en el Vaticano, Stendhal elogiaba enormemente la cúpula famosa de San Pedro, y entonces el amigo, de un modo muy positivista, muy "pied à
terre" (con los pies en la tierra) dijo, "pero esto en el fondo para qué sirve", y Stendhal le contestó: "eso sirve para conmover el corazón humano". Bueno, yo creo que el corazón o el espíritu humano es un poco como los crecepelos -que hay que agitarlo antes de usarlo, hay que moverlo antes de usarlo; y el arte es uno de esos estimulantes que sirven para agitar el corazón humano y el Dr. Hofmann, también.Yo creo que le debemos uno de esos estimulantes para agitar y para utilizar el corazón humano, de los más importantes, de los más interesantes que este siglo ha visto. Mi pregunta se centraría en torno a una persona, para mí muy querida, que en mi adolescencia fue muy importante para mí -como lector- que es Aldous Huxley.

El Dr. Hofmann conoció bien a Huxley, incluso tuvo e... en fin, fue la persona que le proporcionó y que le introdujo, digamos, en el tema de la apertura de las puertas de percepción, a la cual Huxley dedicó tantas páginas importantes, y creo que finalmente incluso le asistió en el momento de su muerte, al final como... tal como Huxley quería. Me gustaría que si brevemente él pudiera contarnos algo de su relación con Huxley, yo se lo agradecería mucho.


Dr. Hofmann: A mí me impresionó profundamente Huxley. Tres años antes de su muerte, en 1960, Huxley me llamó por teléfono al laboratorio pidiéndome una entrevista y un almuerzo, a mí me alegró mucho esta invitación, porqué tenía conocimiento de sus obras "Las puertas de la percepción" y "Heaven and Hell" ("Cielo e infierno") y así efectivamente nos reunimos en Zurich, y él me contó que estaba trabajando en su novela "Island" ("La Isla"); y en esta novela, decía, se mencionaba una droga muy especial: en esta isla se describe cómo un entorno antiguo es impregnado por la tecnología moderna. Y en esta cultura hay una droga que juega un papel fundamental, la medicina moksha; se trata de la llamada medicina de la iluminación y esta medicina, en esta cultura utópica, es una medicina que se administra en tres ocasiones en la vida; la 1ª vez en el tránsito de la niñez a la pubertad, una 2ª vez en la crisis de la mediana edad, y finalmente poco antes de la muerte, esa, esta gran transición.

A continuación, cuando Huxley terminó su libro, me lo regaló y me lo dedicó. Escribió: al Dr. Hofmann al descubridor original de la Mokshametzina. Y efectivamente, Huxley, aquello que describió en su novela, es lo que él ha vivido en su propia vida. Cuando ya estaba en el lecho de muerte -no hay que olvidar que padeció un cáncer muy doloroso- ya no era capaz de hablar; pues en el lecho de muerte, como digo, escribió unas notas para que las leyera su mujer, indicando 0,1 miligramos de LSD-IM. Su mujer sabía lo que significaba; ella le preparó esta inyección y él murió en paz. Esta experiencia tenía algo de conmovedora, porque con este acto Huxley mostraba que lo que él había descrito en su obra como un literato, como filósofo, era algo que él estaba dispuesto a vivir en su propia vida.

domingo, 27 de abril de 2008

Cassavetes y el mar de La Plata


"En el cine quiero mostrar cómo las personas se relacionan unas con otras, cómo buscan amor, no dinero ni ninguna otra cosa. Y los riesgos que corren para lograrlo. Mi cine expresa claramente una cultura que ha alcanzado el bienestar material pero que se siente incapaz de lograr algo tan sencillo como manejar las vidas humanas. Nos han vendido el bienestar como sustituto de la vida. Necesitamos reafirmar nuestras emociones humanas, refelxionar sobre nuestra capacidad de amar. Somos animales sociales y la naturaleza del hombre no se define por el dinero o la política sino porque somos seres sociales. Yo creo que las personas y sus pequeñas emociones son la fuerza política más fuerte que existe. Esas emociones, esas discrepancias entre unos y otros, son vitales". (John Cassavetes; Del documental 'Intimo Cassavetes'. Dir. Charles Kiselyak)