viernes, 11 de julio de 2008

Feria











La semana pasada, Miranda y yo pasamos de vuelta de un paseo por la Feria de La Cala. Nos vamos quitando la cámara para captar pequeños arrebatos. Me asombra lo mucho que nos parecemos y lo bien que nos complementamos a la hora de mirar. Esta vez me retrata ella junto a los coches de choque. Cada vez hablamos más de hacer cosas juntos. De llamarnos de alguna forma a la hora de trabajar conjuntamente. Me hace feliz, pero quiero que suceda cuando deba suceder, como los amantes que saben sacarle a su deseo la máxima fluidez, intensidad y naturalidad; como lo que hacemos sabiendo que va a suceder y queremos que se entrelace como una danza armónica. La Feria, tan profundamente merdellona, nos sigue transmitiendo inquietud. Una cierta lisergia voluptuosa en su mal gusto, una familiaridad distante. Nos da miedo y atrae a la vez. Caminamos sobre un sueño antes de soñar. No nos montamos en nada. Miramos y nos dejamos seducir.




2 comentarios:

Ginebra dijo...

Qué asco de feria! La tercera vez que una de las casetas de atracciones puso el CD de King Africa para jodernos el sueño a los probos trabajadores que madrugamos me levanté y eché espumarajos por la boca. Repugnante, como puede imaginarse. Total: ventanitas (doble, benditas sean) cerradas y a dormir con el aire acondicionado puesto. Muy ecológico, muy sano. Asco de feria.

Anónimo dijo...

Vaya fotos chulas! Sobre todo las señoras, señoritas y efebo que atienden las atracciones! Las ferias dan muchas alegrías, cuando se extrema lo malo empieza lo bueno.
Alberto