sábado, 28 de febrero de 2009

Los vivos y los muertos (Teoría sobre la pérdida)



Mi amigo Miguel Ángel Oeste vuelve a pedirme el blog para mandarme una reseña espontánea que ha escrito sobre la novela Los vivos y los muertos de Edmundo Paz Soldán. Como donde cabe uno caben dos -y más- le cedo gentilmente este ciberespacio androide para que se explaye. ¡Faltaría más! Y de paso vuelvo a colgar su foto -la del Miguel Ángel porque sé que hay chicas a las que le gusta el mozo.



Por Miguel Ángel Oeste



UNO. “…pienso que en todo este tiempo lo único que he hecho es aprender que la vida es pérdida”, dice Amanda, una chica de diecisiete años, que ya ha perdido a su hermana, a su padre, a sus mejores amigas, a sus dos novios… Y sí, no puede ser de otra manera, Amanda estará marcada por esa sensación de ausencia, de pérdida y vivirá más cerca de sus fantasmas que de los fantasmas tangibles con los que se relacione hasta su muerte. Porque lo normal en cualquier persona -eso de crecer y de que la vida se vaya llenando de pérdida- a ella le ha llegado demasiado pronto.

Así, durante el resto de su existencia, las sombras se volverán reales, demasiado reales quizá, pero terminará canalizándolo en la escritura, su salvación o su lugar en el mundo. Y es que Amanda es el único personaje, de todos los que salen en este espléndido libro, que logra encontrar su camino. Los demás, Tim, Jem, Daniel, Rhonda, Hannah, Webb…, son pérdida, deriva, naufragio.

DOS. Es ‘Los vivos y los muertos’ una novela vertiginosa, vívida, situada en la fría, gris, opresiva ciudad de Madison, donde nunca pasa nada hasta que un día todo ocurre.
Todo comienza con un accidente y continúa con varios asesinatos y con más accidentes y suicidios y… en una acción trepidante a la par que reflexiva, que no se detiene, como la vida, como la muerte. Una especie de alud de sucesos que se recibe como una maldición.


Edmundo Paz Soldán


TRES. Estructurada a partir de monólogos, los cuales remiten al William Faulkner de ‘Mientras agonizo’ -aunque también se perciben ecos laterales de ‘Last Days’, de Gus Van Sant, y, tal vez, de ‘American Beauty’, de Sam Mendes y de otros filmes-, ‘Los vivos y los muertos’ funciona como metáfora de la sociedad americana, que, en cierta medida, puede traspasarse a las sociedades occidentales. Sociedades donde la violencia aumenta sin límite, desubicadas, tensas, cada vez más desnaturalizadas, impostadas, esclavizadas por el éxito rápido, el sexo, la evanescencia más hueca, en las que los niveles de angustia y los fantasmas están más presentes que los vivos, y en las que el amor apenas son recuerdos de lo que podría haber sido, pero jamás será.
De todo esto y de muchas más cosas trata esta intensa novela articulada en torno a esos monólogos, que combinan tan prodigiosamente la reflexión y la acción.

CUATRO. Edmundo Paz Soldán usa un estilo transparente, directo, en el que cada personaje habla con su voz, pero sin perder la solidez de un estilo que se adecua a lo que Paz Soldán cuenta con maestría. Porque aparte de ecos de género, sobre todo, estamos ante una novela que se siente, emocional, en la que la escritura -el estilo- del autor de ‘Río Fugitivo’ actúa como una ola que rompe y se repliega.

Es más, parece, mientras uno lee esta absorbente historia, que a los personajes se les puedan tocar, oler, hablar, avisar del peligro que se les viene encima. Pero no. Uno lee y el pecho se encoge y se grita en silencio y nadie escucha. Ni esas jóvenes -Rhonda, Yandira…-, ni nadie. Uno está sólo, como nace, como muere.

CINCO. Creo que leí en algún sitio –tal vez lo soñé o me lo dijo alguien o fui yo mismo, quién sabe- que “la vida depende de la voluntad de los demás y la muerte de la nuestra.” Pero, ¿y si nos quitan eso? ¿Y si no es de ese modo? ¿Qué queda entonces? Para Amanda sólo una cosa: “… escribir sobre los vivos y los muertos.”

4 comentarios:

Ginebra dijo...

Me encanta que piense usted en nosotras, H.
:-)

miguel ángel oeste dijo...

Vayan a cualquier librería, compren el libro de Paz Soldán y léanlo. No se arrepentirán. Y si lo hacen yo les devuelvo el dinero.

Ginebra dijo...

Vale. Pero si esto ocurre (lo de arrepentirme y tal) no crea que no voy a buscarle, eh.

miguel ángel oeste dijo...

Bueno, si eso ocurre, tendré que cumplir mi palabra o emigrar a la luna.