martes, 12 de febrero de 2008

Pendencia

Los políticos que se dedican a la gestión de ese concepto espinoso que se llama Cultura nos llaman a los medios de comunicación para remachar que no se debe hacer pendencia política con la cultura. Acto seguido lanzan un nuevo cebollazo a su adversario. La última estrella del Mortal Kombat ha sido Miguel Ángel Cortés que, no falto de razón en algunas cosas y absolutamente falaz en otras, vino a darle collejas a Carmen Calvo por el tema de Bellas Artes, un asunto tan pesado que dan ganas de subastar los cuadros y pagarles un sueldo vitalicio a muchos para que dejen de dar morcilla.
En este asunto muy manipulado donde flotan Museo de Bellas Artes, Museo Picasso, Palacio de la Aduana, San Agustín, Convento de la Trinidad o Casa Natal de Picasso hay motivos suficientes para que todos se vayan a un rincón a darse con el cilicio: nadie juega limpio. Ni Junta, ni Ministerio, ni Ayuntamiento pueden dar lecciones de rigor científico, amor al arte, interés por la cultura y ausencia de intereses políticos. Es quizá el momento de firmar el armisticio, dejar de armar ruido innecesario o de establecer las discusiones en el terreno estricto de lo técnico. Pero para eso todos van a tener que morderse la lengua un rato, aun a riesgo de envenenarse.
Málaga acaba de clausurar un festival de cine que merece la pena continuar, aunque deba mejorar mucho organizando fiestas: la del sábado de madrugada en la maravillosa Finca de La Concepción, que dio cafetería Lepanto, no puso a nadie de los nervios porque todos estaban contentos y cansados: un sólo punto de bebidas para casi 400 personas con uno o dos camareros sirviendo y esos hígados aullando entretanto. Por no hablar de los que llegaron sin comer y estuvieron a punto de acabar masticando las araucarias.
El Festival lo ha montado el Ayuntamiento del PP con varios rojos ilustres como Carlos Heredero o Paqui Méndez en la organización y con la mayoría de sus responsables frotados por la izquierda. Celia Villalobos puede apuntarse el éxito, pero sólo si evita la tentación de ejercer de Celia Villalobos y sigue en segundo plano. De lo contrario el festival -y puede sustituirse festival por Museo Picasso, Casa Picasso, Catedral o Museo de Bellas Artes- está condenado a morir absurdamente. El año que viene habrá municipales. Deberían estar presentes otras instituciones, la primera la Junta de Andalucía en el festival. A lo mejor ya tienen con qué trapichear en sus pendencias.

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