martes, 12 de febrero de 2008

Vip, Beat, Bic

A veces una errata azarosa ilustra más que un corrector de la RAE con implante "maríamoliné". La errata es un virus benigno que nos recuerda que no manejamos verbo divino sino sonidos y signos variables dichos o escritos por seres falibles. La ge que nuestros semejantes se fueron cepillando hasta quedarse con la hache en palabras como "ahora", hace miríadas ni existía: futuro o pasado eran cuentos y no había tiempo para contar. A cuento viene este exordio por una errata que se infiltró como luminaria el viernes en diario Sur. La noticia trataba de la presentación en Málaga de la poética antolojía -así lo escribía Juan Ramón y "monstruo", otro se come la ge y pasa por Platero- de voces nuevas llamada Feroces. Contaba la responsable de la publicación, Isla Correyero, al redactor las influencias detectables en los poetas seleccionados. En la noticia, la Correyero se refería al influjo de una ignota generación VIP. A poco que se piense, se verá que "vip" no era sino transcripción errada y telefónica de beat generation (vit yenereishon). Los beatniks fueron yanquis tipo yonqui "ma non troppo", mas en tripi: tipos a medio afeitar, aullantes contra la académica y burguesa manía de muchos poetas de aventarse el endecasílabo sin arrugarse la clámide. Corso Ginsberg o Burroughs cumplieron su función, y por lo menos son tan dignos de leerse como Garcilaso o Rilke, pero ahora que a Leo Bassi lo programa el PP, habrá que ir pensando en algo más salvaje. Es práctica común entre los que no salen en una antolojía poner a caer de un Platero a los seleccionados. Así a algunos de la feroccitá les han acusado de ser pijos con tics de beat superado. O sea "vip generation" mismamente. Errata que les hace reir a los propios referidos que ni se sienten vips, ni beats, ni usan ya bic, sino bit, para sentirse Yeats: cada uno va a su avío. Pero puestos a yerros ninguno como el que llevó a esta ciudad a pregonarse de carnaval fantasma porque Bib y Ana (Fernández) sufrían de corte inciso contuso en sus pies de ella tras pasarse la noche anterior bailando. Así que lo bello en Bibi no viajó a su Málaga, su pregón se quedó en voz telefónica amplificada, en palmo nasal de la organización y en ira gorda malacatí, vip, beat, bic, rumiando vendetta tras el disfraz de polichinela. Esa errata de cálculo le traerá cola: ya se ha podido leer que por más que Bibi se hinoje le van a hacer tragar quina hasta que enjugue semejante afrenta. En malaco: que te va a jiñá, mi Bibi.

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