martes, 12 de febrero de 2008

Una palabra basta

El Ayuntamiento de Málaga, vía Fundación Picasso está reuniendo con compras y donaciones una apañada colección de arte contemporáneo que cuenta entre sus características la de no tener lugar donde exponerse. Dicho sea excluyendo la salita de la planta segunda de la Casa Natal de Picasso que, por sus dimensiones, acogería con estrechez una muestra de numismática neandertaliense. Oiga, hemos avanzado: hace veinte años no había ni colección, ni sitio, ni malditas las ganas. Ahora sólo falta sitio. ¿O se dice proyecto? Habrá que atender a las declaraciones del concejal Antonio Garrido al presentar el jueves las últimas adquisiciones, cuando decía que en Málaga "hace falta ver mucha pintura contemporánea y hablar mucho" de lo mismo que debería verse, porque el conocimiento general sobre el arte contemporáneo que gastamos en Málaga nos lo rebate hasta Marujita Díaz.
Dicho lo cual y oliéndose que le venía un viaje -¿y cómo, con semejante necesidad, no habilita el ayuntamiento lugares para que la gente observe y aprenda?- Garrido señaló que la alcaldesa, y él en su nombre, barajan dos contenedores, dos, para la colección: el Museo de la Ciudad, que cada día que pasa tiene una función distinta, pero al menos se construye, y el Malaguidú, o Centro de Arte Contemporáneo, que debe ir, si no se caen antes sus ruinas, en el antiguo Mercado de Mayoristas, porque a Celia Villalobos se le puso en su mismísimo Arco el año pasado y allá que fue a enseñarlo.
Garrido, hombre culto, cínico, etimológicamente hablando, sabe que para tres que demanden modernidad, hay 300 mil que piden feria. Así que este hombre metamórfico, que tan pronto participa en el congreso de Cavafis con una ponencia sobre tópica mayor, como grita en un ciclo sobre mujeres fatales en el cine "¡quiero ser mala!" o pregona a la Esperanza que se le ponen a uno los cirios de gallina, lo tiene fácil: dice que algo se hará y todos tan chitones.
Debería haber debate. Pero no parece. Los del PSOE están más pendientes de que Francisco Oliva se cambie el peinado garrulillo que de elevar el nivel. Por cierto en la conferencia que el viernes dio en el Colegio de Abogados Juan Luis Cebrián vimos aliviados cómo los históricos del socialismo malagueño no se habían inmolado aún. Entre ellos, paseaba senatorial Pedro Aparicio. Más de uno se tiraría al suelo para pedirle que volviese de Estrasburgo por Navidad.

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