miércoles, 13 de febrero de 2008

Maniquíes: Estocolmo, Estambul, Tánger, Málaga








Levantarme a las cinco de la mañana con el Bósforo naciendo; ir al retrete y usar ese chorrito bendito que tienen ellos en sus váteres y que alivia el ojete (perdón por lo gráfico pero todo hombre guarda dentro un ordinario); desayunar como un turco más desde la azotea del hotel Orán donde una camarera lenta y delgada con ojos de gata se mueve como un fantasma. Y decir Bósforo, Dardanelos y Mármara o Çemberlitas como quien invoca palabras que fueran cofres mágicos. Leer el periódico en inglés, fotografiar maniquíes, que es lo que más me interesa de este viaje, leer a Adrianne Rich ("un poema puede comenzar con una mentira y debe ser despedazado..."); volver a la habitación, despertar a Rosa (...); sentirme Indiana Jones ante los dípteros que pueblan la habitación y exterminar a trece como un ninja samurai y, en mi delirio vengativo, llenarme las manos de mi propia sangre en otros cuerpos (son lentos los mosquitos turcos, como todo en este lugar: va ralentizado) y volver a echarme en la cama, ahora ya sin enemigos. Soñar extraño, como dentro de un tiempo mágico que sólo surge cuando viajas o cruzas un desconocido umbral. En mi sueño tenía poderes. Podía volar y dar un calor especial a la gente que la sanaba. Apareció mi primera novia, Nuria, la actriz. Convertida en vıeja amiga, fiable, independiente y capaz de entenderme. Una cómplice, claro. Me dijo, con una trenza enorme que se perdía como una serpiente por las calles: "tú vives dentro y fuera, alteras el tiempo y el espacio y sanas; tu alma es antigua pero no lo recuerdas todavía". Me gustó volar con una chica que era un maniquí triste como estos que pueblan por aquí las calles, y enseñarle los tejados de muchas ciudades. Y mirar abajo y verme repetido en momentos de mi vida que se simultaneaban. Ahí podía verme jugar en el colegio de párvulos, andar por los pasillos de El Prado, cantar en el escenario del colegio Los Olivos, dibujar comics, reír con los amigos en la primera comunión de ¿mi primo Pepe?, besar a las orillas de un embalse... ¿Sabes que conocí a Nuria a las orillas de un embalse en Málaga, en El Chorro? Luego de volar, esa extraña chica ya no era un maniquí. Estaba viva y sonreía.
Luego me he levantado, he encontrado por fin un ciber y antes de mandarle a mi amigo Jose unos texos para la Feria de Casares, me he puesto a escribirte. Escríbeme para poder vivir lo que cuentas cerca de este nogal que entra por las ventanas del ciber. Algún día tendré que reunir todos los fragmentos de mí. Mientras tanto, sigo repartiendo mi ser en varias hadas, en varios oídos cómplices. Para entenderlo entero hay que juntar las piezas. Todas son distintas y la misma. Ahora debo trabajar. A la tarde iremos al hamman y a la maravillosa basílica cisterna. El agua es eterna y deja el ánimo en su equilibrio exacto.
(...)
(Extracto de un mail a Isabel B. Desde Estambul. Julio 2007).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ya está usted favoritizado señor marquez...

Angelica dijo...

Me gusta todo lo relacionado con la animación y las imágenes sobre diferentes personajes. Me gusta utilizar muchos juegos para pc preferentemente que sean sobre los personajes del anime