martes, 12 de febrero de 2008

A su templo

Antes de llegar a la costa soleada andaluza pasa este diario un sábado varias ventanas sobre el mundo: chavales de Gaza levantan armas, lloran mujeres de Chiapas la matanza de sus hijos y maridos a manos de sus hermanos contratados por el PRI, Pinochet sonríe, Yeltsin amenaza, Arafat reza y una monumental cabeza de Lenin languidece sin fieles en Ulán Udé. Como las estatuas de Lenin, los templos de Málaga, de su centro abandonado, se degradan y caen: San Juan, Mártires y San Felipe, ven cómo sus torres tiemblan, se mueven sus cimientos o las aguas abisales los engullen. Si no fuera por la Iglesia, la de Alex de, sería como para confirmar la llegada del anticristo. Pero estos templos son de la iglesia de San Pablo, y se caen como él. Y como esta Iglesia no tiene dinero ni fieles para mantenerlos, debe admitir, práctica, que sea el estado laico el que rescate sus símbolos del abandono los suyos. Mientras otros, más suyos que nadie, tiran la piedra y esconden la mano en el engorde de la paraiglesia cofrade. Ramón Casero del PP insta a la Junta laica del PSOE que saque cuartos para arreglar los templos antiguos. Los argumentos son incontestables legalmente: son bienes protegidos por la ley andaluza del patrimonio y como el propietario aduce canina corresponde al tutor sufragar los efectos del apocalipsis. El PP se pone turístico: con sus templos de durse y los cien mil nuevos museos del pan cateto, Málaga se llenará de japomanes, finlangleses y soviets dejando euros para ver vírgenes de tercera. Artísticamente hablando claro, que espiritualmente madre no hay más que una por hornacina. Lo más curioso es que el obispado no reclama salvo en mesa de negociación. Su secretario general, Alfonso Crespo, hombre culto, cabal y curtido tanto en Palmillas como vaticanos, sabe que todo es cuestión de cuartos y voluntades. El Obispo Dorado Soto, por si aquello, ha pedido a sus curas que aprendan idiomas, que el latín ya es cosa de pornógrafos. Los del PP y tantos políticos, que tan poco reparo tienen en sufragar millones para hacer sedes-museo de arquitectura terrorífica para su club, perdón, cofradía, piden que las iglesias históricas las arreglen los ateos, laicos o agnósticos. Olvidan donde aprendieron algo de ese sincretismo ritual de inhala incienso, mea culpa y ora pronobis. Allí donde vieron enorme el negocio, válgame el cielo. Los políticos ya se ocupan de sus clubs, perdón, cofradías. Manque pierda la Manquita.

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